martes, 16 de septiembre de 2014

EL ASESINATO DE VÍCTOR JARA FUE SIMPLEMENTE MONSTRUOSO

El asesinato de Víctor Jara es simplemente monstruoso, uno de los más crueles de los cometidos en los días siguientes al golpe, cuando la represión de las tropas era salvaje y desorganizada. Ya llegaría la DINA en 1974 a organizarla y sistematizarla, pero por el momento el terror estaba a cargo fundamentalmente de los efectivos del Ejército.
En su fallo de diciembre pasado, el ministro en visita Miguel Vásquez Plaza fijó el 16 de septiembre de 1973 como la fecha del homicidio de Víctor Jara en el entonces Estadio Chile, pero los detenidos que fueron trasladados al Nacional el 15 reconocieron el cadáver acribillado del artista cuando los sacaban del recinto a punta de culatazos.
Estaba en una pila de entre 30 a 40 víctimas fusiladas, todas cubiertas de polvo blanco, al parecer cal. Lo concreto es que el cuerpo de Jara fue retirado del primer campo de concentración del golpe en la madrugada del 16 y arrojado en un sitio eriazo aledaño al Cementerio Metropolitano, donde unas pobladoras lo encontraron el 18.
En la mañana del 11 de septiembre de 1973, Víctor Lidio Jara Martínez tenía planificado cantar en un acto de Salvador Allende en el campus de la Universidad Técnica del Estado (UTE), donde el Presidente pensaba llamar a un plebiscito para que el pueblo decidiera si seguía o no en el poder. El acto estaba fijado para las 12 horas.
Víctor Jara llegó a las 11 con su guitarra y los organizadores del acto de Allende le preguntaron si no sabía lo que estaba pasando. “Claro que sé, pero oí por la radio Magallanes que había que ir a sus puestos de trabajo. Bueno, yo trabajo acá y acá estoy”, respondió el cantautor, que también era director teatral de la UTE. Tenía 40 años.
Tras el toque de queda de las 2 de la tarde, cerca de 600 académicos, estudiantes y funcionarios –incluido Jara-decidieron quedarse. En la madrugada del 12, los militares asaltaron a balazos la UTE y a punta de metralletas sacaron del campus a los detenidos. Los subieron a golpes a buses de la locomoción colectiva y los llevaron al Estadio Chile.
De acuerdo a un artículo publicado por La Nación, sobre la base de los expedientes del caso, un oficial de lentes oscuros y en tenida de guerra, cara pintada, metralleta terciada, granadas colgando en su pecho, pistola y cuchillo corvo en el cinturón, reconoció al cantante popular y se ensañó con él. Lo llamaban “El Príncipe” por sus ademanes soberbios.
Según el relato del abogado Boris Navia, también detenido, el oficial que lo reconoció “lo golpeaba una y otra vez. En el cuerpo, la cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo. Nunca olvidaré el ruido de esa bota en las costillas. Víctor sonreía. Él siempre sonreía, tenía un rostro sonriente, y eso descomponía al facho. De repente, el ofi­cial desenfundó la pistola. Pensé que lo iba a matar. Siguió golpeándolo con el cañón del arma. Le rompió la cabeza y el rostro de Víctor quedó cubierto por la sangre que bajaba desde su frente”.
Otro de los detenidos, el periodista Sergio Gutiérrez, contó que el artista “tenía numerosos hematomas en los pómulos, se notaba pálido, muy débil. Su mirada estaba perdida”. Apenas pudo reconocerlo, lo saludó y le preguntó cómo estaba, a lo que Víctor Jara le respondió: “Mira mis manos… mira mis manos… me las machacaron para que nunca volviera a tocar la guitarra…”.
Gutiérrez recordó que “sus manos, esas milagrosas manos cuyos dedos deleitaban a millares de trabajadores e intelectuales al pulsar las cuerdas de la guitarra para acompañar sus canciones de protesta y esperanza, ya no eran tales. Estaban hinchadas y parecían tener un solo dedo, gordo y recubierto de sangre. Las pocas uñas que le quedaban estaban negras en su totalidad. Eran las manos más golpeadas que había visto en mi vida”.
Cuando Víctor Jara se encontraba en una celda recibiendo ánimo de los otros detenidos, repentinamente llegaron dos soldados que lo arrastraron violentamente hasta un sector alto del Estadio, donde comenzó una nueva golpiza más brutal que las anteriores, a culatazos. El oficial apodado “El Príncipe” había recibido la visita de unos oficiales de la Armada.
El abogado Navia recordó que “desde lejos vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquili­dad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. Dos veces alcanza a levantarse, herido, ensangrentado. Luego no vuelve a levantarse”. Es la última vez que ven con vida al cantante popular.
José Paredes, ex conscripto procesado en 2009 como integrante del grupo de militares que fusiló al cantautor, declaró que “cuando fueron trasladados alrededor de 15 detenidos a un camarín del subterráneo, entre ellos Víctor Jara y Litre Quiroga (ex director de Gendarmería), detrás de ellos llegó el teniente Nelson Haase y un subteniente a cargo de los conscriptos”. El subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor, hasta que salió el primer tiro mortal que impactó en la cabeza del cantautor.
El ex conscripto, ya fallecido, añadió que el cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado y comenzó a convul­sionar. Enseguida el subteniente ordenó a los conscriptos que se encontra­ban en el lugar que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. En total, recibió 44 impactos de bala.
 Después de ser hallado a un costado del Cementerio Metropolitano, el cuerpo de Víctor Jara fue llevado al entonces Instituto Médico Legal, donde un trabajador de militancia comunista lo recono­ció y avisó a su esposa Joan Turner, antes de que lo sepultaran en una fosa co­mún. Su compañera y sus dos hijas pequeñas lo enterraron silenciosamente en un humilde nicho del Cementerio General.
Recién en diciembre de 2004, a 31 años de su muerte, el magistrado de 5° Juzgado del Crimen de Santiago, Juan Carlos Urrutia emitió una resolución, donde por primera vez los tribunales se acercaban a la esquiva verdad y esbozaban parte de lo ocurrido con el cantautor popu­lar. El magistrado sometió a proceso al teniente coronel en retiro Mario Manríquez Bravo como autor intelectual del homicidio calificado de Víctor Jara.
Pese al optimismo por alcanzar nuevos avances en el proceso judicial, el caso tuvo un nuevo revés. En mayo de 2008, el ministro de fuero Juan Belmar, integrante de la Corte de Apelaciones de Santiago que había asumido el caso, cerró el sumario (fase indagatoria) con sólo un procesado, el ya señalado comandante Manríquez.
A comienzos de enero de 2012 la Corte Suprema redistribuyó diversas causas de violaciones a los derechos humanos y el caso quedó en manos del ministro de Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vásquez Plaza. El 28 de diciembre pasado, el juez sometió a proceso a los militares en retiro Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez como autores materiales del homicidio calificado.
Junto con ellos, encausó a los también ex miembros de Ejército Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei, Luis Bethke Wulf y Jorge Eduardo Smith Gumucio como cómplices del brutal crimen. Finalmente, el ministro emitió orden de captura internacional contra Barrientos, quien actualmente vive en Miami. La Corte Suprema aprobó la solicitud de extradición, que está en curso.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Lolita Torres

Beatriz Mariana Torres nació en Avellaneda el 26 de marzo de 1930. A los 11 años debutó interpretando temas españoles en el Teatro Avenida con la Compañía Maravillas de España.
A esa misma edad grabó su primer disco con los temas "Te lo juro yo" y "Gitano Jesús". Al repertorio sumó, además, canciones del folklore nacional y de otros ritmos.
Torres debutó en teatro con la obra "Ladroncito de mi alma", junto con Juan Carlos Mareco en el Gran Splendid y en cine actuó en "La danza de la Fortuna", en 1944, con Luis Sandrini y Olinda Bozán.
En los años ´50, los hermanos Carreras le ofrecieron un papel protagónico en "Ritmo, Sal y Pimienta" que se filmó en 1952.
Además, se destacó en películas como "La mejor del Colegio", "La edad del amor", "Más Pobre que una laucha", "Un novio para Laura", entre otras.
En televisión se la recuerda por su programa "La hermana San Suplicio", "Gorrión" y "Sangre y Arena" y en la faz musical tuvo éxitos en Latinoamérica, España y en la ex Unión Soviética.
Al cumplir los 50 años con el espectáculo, Lolita realizó una presentación en el Luna Park, de la cual participaron artistas de la talla de Charly García, León Gieco y Ariel Ramírez, entre otros.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LIBERTAD LAMARQUE VOLVIÓ UNA NOCHE A SU AMADA BOTICA DEL ÁNGEL

El pasado jueves 4 a las 21 hs se estrenó en la mítica Botica del Ángel el musical unipersonal “LA NOVIA DE AMÉRICA” protagonizado por la impactante morocha bahiense Gaby “la voz sensual del tango”, acompañada en piano por Víctor Volpe y con producción de José Valle. El espectáculo dura 75 minutos y se hace corto. Gaby opta por un didactismo prodigioso, huyendo de la hagiografía, mostrándonos desde muchos prismas diferentes la vida y obra de la magistral “Novia de America”. La selección musical es apabullante, abarca toda la trayectoria de Libertad Lamarque, se repasa su vida y su obra, se muestran muchas anécdotas y detalles poco conocidos, siguiendo siempre un orden cronológico y una búsqueda de ir siempre un poco más allá. Tiene mucho ritmo y en ningún momento pierde la perspectiva, al contrario muestra múltiples facetas, convirtiéndose así en la crónica de una vida, una carrera y una época y sus vicisitudes. La actuación tanto actoral como musical de Gaby resultó como abrir uno de esos regalos que de niño uno descubría con ilusión y alegría. Picos altísimos de emoción se registraron al ir desgranando la vida privada de Libertad, especialmente la relación con sus padres, su hija y su amor de toda la vida: Alfredo Malerba. Todo esto intercalado con hermosísimas interpretaciones de canciones épicas de la Lamarque y su legado artístico que nunca morirá. Un regalo que la memoria guardará para siempre en los que estuvieron. Y otra vez la idea de ese juguete infantil y mágico que puede ser la vida, la obra y la música de “La novia de América”
 Párrafo aparte para LA BOTICA DEL ANGEL, uno de los lugares más increíbles y únicos de la ciudad de Buenos Aires, es una casa y a la vez collage escenográfico que sirvió de atelier y refugio para una gran cantidad de artistas plásticos y, claro está, como hogar de su creador, el excéntrico e inolvidable Eduardo Bergara Leumann.